un blog mas

20080320

A falta de ideas, sigo pirateándome. O más bien saqueando una carpeta q encontré y q está llena de intentos fallidos por escribir algo q considere válido de la pena. Acá otro archivo de esa triste carpeta olvidada.

Australia

Mi familia es pequeña, somos tres y mis padres. Yo soy el segundo y hay una tercera y un primero. Aunque no sé que tan correcto sea decir que hay un primero, pues él ya no está con nosotros. El está en Australia.
Se fue hace años para casarse con una mujer de ese país a la que conoció mientras ella hacía turismo en este país. Se conocieron, ella alargó sus vacaciones hasta donde pudo, luego él decidió que la amaba y se fueron de viaje. Cuando llegaba la fecha en que él debía regresar por cuestiones de visa, se casaron y él ya no volvió hasta mucho tiempo después, cerca de un año casi. Vinieron ambos y trajeron fotos de su boda y un saludo escrito por los padres de ella. En aquella visita, Martín trajo regalos para todos. Mi madre lloró mucho aquel día, yo también un poquito. A todos nos dio mucha alegría volver a ver a Martín y a su esposa. Ella es Lana.
Desde esa visita han pasado muchos años y mi hermano Martín ha vuelto de Australia a visitarnos aproximadamente una vez cada dos años. Sus visitas siempre son un acontecimiento en la familia y una gran oportunidad de conocer nuevos parientes de cuya existencia uno no tenía idea. En estas ocasiones solemos decir que la casa es chica pero el corazón es grande, viene tanta gente a saludar a mi hermano, le tienen mucho aprecio. Con anticipación mis padres mi hermana y yo acondicionamos camas, sofás, colchones y todo aquello que pueda servir para alojar a nuestros visitantes y su cariño. Las últimas veces mi hermano vino sin compañía, pero Lana siempre está en contacto con nosotros, nos cae tan bien.
Mi hermana se llama Verónica y estudia en la universidad. Contabilidad.
Yo estudio inglés aunque no me gusta. Nunca me gustaron los idiomas. Recuerdo que en el colegio jalaba continuamente este curso y más de una vez tuve que dar exámenes durante mis vacaciones para subsanar mis malas notas. Ahora estudio y ya he terminado la etapa intermedia sin repetir ninguno de los ciclos mensuales. Es que lo estudio porque mi hermano me dijo que lo hiciera, bueno más bien me lo insinuó.
Fue en su segunda venida. Habíamos terminado de cenar y en aquella oportunidad no muchos parientes habían aunque la cantidad ya rebasaba la capacidad de nuestra pequeña vivienda. La mayoría ya dormían y mi hermano se sentó junto a mí en el mueble. Sacó un cigarrillo y dudó un instante. Luego me dijo que saliéramos para poder fumar. No sé por qué lo hizo si nadie se lo había prohibido en la casa.
Salimos. Caminamos por el barrio y él recordó cosas de nuestra niñez. La pasábamos bien entonces, en tal barrio. Nos acordamos de la vez que él se trepó por un muro de dos metros para entrar a la casa del Pelao y sacar la pelota. Al salir se cortó con los pedazos de vidrio del borde del muro, pero sacó la pelota y seguimos jugando. Se acabó el cigarrillo y encendió otro. “Hace mucho que no fumo Hamilton”, me dijo. Yo sonreí y sentí nervios no sé por qué. Allí fue que empezó. Me contó sobre su vida en Australia, sobre su trabajo, sobre las mujeres, sobre las calles, sobre el dinero. Me contó que se había comprado un auto. Le iba bien a mi hermano, me alegré.
- ¿No has pensado en ir para allá hermano?
Fue como un golpe. Certero, rápido, violento. En aquel tiempo yo estaba por terminar la universidad. Economía en San Marcos. No fui nunca un gran alumno, pero siempre me las arreglaba para aprobar los cursos. Sabía que iba a ser difícil conseguir un trabajo después. Sabía también que la mayoría de quienes terminaban una carrera universitaria conseguían trabajos para los cuales no hubieran necesitado estudiar nada. O sea habían perdido cinco años estudiando. Las posibilidades de que yo engrosara esas filas eran muy grandes. Pero no se me había ocurrido nunca lo de irme a Australia con mi hermano. Hasta me dio un poco de vergüenza que él se diera cuenta que no lo había pensado.
- Sí, es una opción. ¿Por qué no?
Y seguimos caminando, él fumando, yo con las manos en los bolsillos, ahora en silencio.

A los pocos días, mi hermano partió para Australia y yo me quedé pensando. Australia, una cosa era que te cuenten y otra era vivirlo. Busque información sobre ese país. ¿Viajar o no viajar? Me tomó tiempo decidirme, pero finalmente lo hice. Pasó el tiempo y en una de las llamadas crónicas de mi hermano, hablé con él y le dije que quería irme a Australia con él. Oí su sonrisa en el otro lado del mundo y una frase, “muy bien hermanito, averigua para que estudies inglés”.
- ¿Para qué?
- ¿Cómo para qué? Tienes que saber el idioma pues.
Lógico.
Entonces busqué y encontré un buen lugar donde podría estudiar rápidamente este idioma desconocido y que tan poca gracia me hacía. Estuve en ese instituto estudiando varios meses durante los cuales estuve convencido que mi partida para ese país era cuestión de unos pocos meses. Hacía grandes progresos y sacaba excelentes notas, mis profesores estaban muy orgullosos de mí. Me iba bien.
Un día mi hermano llamó por teléfono y le conté lo bien que me iba. Lo feliz que era. Entonces me habló en inglés, no le entendí. Me puse nervioso. Habló más claramente. Luego más lentamente. Nunca le entendí. Me preguntó y le dije donde estudiaba, la voz le cambió.
Así que el siguiente mes me puse a estudiar en otro instituto. Uno grande y bastante conocido. Cada mes mi hermano enviaba dinero y con ese dinero yo pagaba mis estudios. Ya no estaba en la universidad y curiosamente, empecé a sentir que mi tiempo libre había crecido mucho. Y mi hermano pagaba mis estudios pero luego no sabía que hacer con todo ese tiempo disponible por la sencilla razón de que si quería hacer algo más, necesitaba plata. Dinero. Busqué trabajo.
Una pequeña compañía decadente me acogió y trabajé. Me pagaban poco pero el equilibrio entre tiempo libre y dinero para gastar se había nivelado nuevamente. Me quedaba poco tiempo libre e igualmente tenía poco dinero para gastar en ese tiempo. Me gustaba decir “trabajo y estudio”, sonaba tan sacrificado y me hacía sentir tan útil y luchando por un sueño que incluso cuando viajaba en buses o me acostaba pero no dormía, me gustaba repetirme esa frase y sonreía.
Me gustaba trabajar en el almacén de la empresa. Mantenía todo siempre en orden y más de una vez recibí palmadas de felicitación de parte de mis jefes o superiores. Una vez que hablé con mi hermano pude sostener una corta conversación en inglés con él y me felicitó también. Estoy encaminado.
Siempre que viene mi hermano nos trae cosas, regalos. La última vez trajo celulares para toda la familia y compró una computadora. Cada mes envía dinero para mi mamá y para mi papá. Y yo sigo estudiando inglés y muy pronto me voy a ir para Australia y voy a vivir con él y voy a triunfar. Futuro resuelto y ya terminó mi clase de inglés así que debo terminar estas escrituras.

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