perro

en aquella noche, la comida supo diferente. había ido de compras y las bolsas se acumularon sobre la mesa de la cocina desierta tan repleta siempre de accesorios con tan poca frecuencia necesitados. refrigeradora abierta, comida volando hacia adentro. refrigerado cerrada. querer fumar y pensar en la muerte. recordarla.
cualquiera q lo hubiera visto subir las escaleras hacia su habitación hubiera envidiado su paz - tantas veces la había ensayado q había logrado la perfección en su actuación.
una habitación empequeñecida x el desorden. recostarse. encender una laptop polvorienta esperando q esta vez no se tome tantos minutos. la espalda daba ya señales de envejecimiento prematuro. cierto dolor le lastimaba pero no conocía otra postura. esa ventana abierta con las cortinas abiertas. todo oscuridad. nada escapaba al silencio. solo un piso no lograría el efecto. levántose y salió de la habitación. subió un piso más y cada escalón era acompañado de mayor agitación canina. la azotea y el perro lo esperaban con impaciencia. ahora ya no era un solo piso, el doble q podía significarlo todo. doble o nada era la apuesta.
se asomó por sobre el borde y buscó el vértigo. desconocido le era. el perro lo observaba sentado. trepó sobre la baranda, se sentó. miró hacia adentro, el perro y su mirada. debió ser apenas un segundo y él ya no estuvo. el perro no debe haber entendido lo q sucedía pues siguió sentado y mirando hacia donde él ya no estaba. un sordo golpe le indicó q ya no servía de nada continuar mirando. caminó hasta su pequeño cobijo de madera. allí se recostó y durmió por varias horas.